En los últimos años se ha disparado en el centro de la capital la creación plantaciones de verduras y frutas: ya hay más de 300

Sembrar tomates, pimientos, pepinos, lechugas, berenjenas, melones, sandías y otras plantas en el corazón de Madrid no solo es una realidad, sino una tendencia en auge. Los huertos urbanos están cada vez más cotizados. Los motivos para hacerse con una parcela y destinarla al cultivo de frutas y verduras para el consumo propio son diversos: para tener siempre vegetales frescos a mano y poder cocinarlos sin intermediarios, porque contribuye a la creación de espacios verdes en la ciudad o porque es una afición sana que no implica una gran inversión.
Lo cierto es que la agricultura siempre ha estado ligada a Madrid. Hasta los años 50 del siglo pasado, a orillas del río Manzanares se cultivaba la tierra. No en vano, el patrón de la ciudad es San Isidro Labrador, el de los agricultores. A pesar de que esta práctica se perdió con el proceso de industrialización, hace unos años los madrileños retomaron la costumbre.
Gema, que trabaja en una agencia de publicidad, comenta su experiencia: "Llevo un año con el huerto, he plantado lechuga, escarola, tomates, pimientos, pepinos y habas y la cosecha ha ido bien". Su parcela, lejos de asentarse en un lugar bucólico alejado del mundanal ruido, está rodeada de altos edificios y grúas que apuntan a una mayor expansión inmobiliaria.
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